Saber leer es una capacidad básica que permite la educación, la riqueza mas grande de un pueblo, por lo que esa habilidad debe ser objetivo primordial del sistema educativo del país. No obstante, por increíble que parezca, hay niños de grados superiores (a primero y segundo) que pasan de grado sin leer y escribir adecuadamente.
La fundación PanDarién, con espíritu de solidaridad atiende a niños que sufren de esta deficiencia. Desde hace ya tres años han realizado en el verano, cursos en El Real, Darién para esos niños que enfrentan problemas de lectura. También contribuyen con el desarrollo de otras habilidades, generando todo el año actividades culturales, deportivas y artísticas que desenvuelvan potenciales de los niños.
Carolina y su esposo Hugo, junto sus hijas, familiares, amigos y simpatizantes están realizando con mucho entusiasmo, desprendimiento y sobre todo mucho amor, una faena encomiable en favor de estos niños de El Real, labor en la que tuve la complacencia de participar en la primera jornada de 2012.
Pero más allá de la jornada de educación, está la gente involucrada, los miembros de la fundación, las maestras, los niños, sus historias, la comunidad, sus protagonistas, los escenarios y sobre todo la empatía que inspira a unos la generosidad en favor de los otros y las emociones generadas típicas de nuestra humanidad.
Una excelente manera de inspirar el trabajo de un año que apenas comienza.
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