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Conductas en la Sesión Fotográfica


Hacer fotografías es una práctica extraordinaria. Crear imágenes para perpetuar un instante es una capacidad tecnológica que, en un mundo híper-comunicado, con redes sociales e Internet, demanda responsabilidad. Una imagen, mas que nunca en la historia, puede modificar la percepción que los demás poseen de algo, para observarla correcta o incorrectamente; pudiendo acarrear efectos o perjuicios materiales o morales tremendos, que pueden arruinar reputaciones, quebrar empresas, derrumbar gobiernos y afectar guerras. Ejemplos hay de todo eso.

Hoy, hay toda clase de personas que se dedican a hacer sesiones fotográficas, y hay de todo, como en botica. Aunque, la gran mayoría gente sana que desea de buena fe obtener resultados fotográficos de valor que los promuevan como nuevas alternativas en el oficio; también hay quienes pudieran utilizar la fotografía como pretexto para otros fines poco éticos, aprovechándose de la intimidad de la sesión de fotos.

Un fotógrafo profesional debe asegurarse que su práctica sea segura desde cualquier sentido, integridad física o moral y legalmente tanto para su cliente como para él mismo. Para ello debe salvaguardarse la intimidad y divulgación de las imágenes, proteger el entorno de la sesión y tener un comportamiento profesional. Los clientes deben exigir que su fotógrafo sea profesional tanto en las técnicas propias del oficio, como en el comportamiento ético y su responsabilidad. Afortunadamente, la mayoría de los profesionales y el público en general poseen claros estos conceptos, no obstante, es necesario asesorarse como clientes o fotógrafos sobre algunos detalles a los que hay que prestarle atención para la buena marcha de sesiones fotográficas.

Hacer fotos de una persona implica generalmente, tomar contacto con esta, de una manera muy especial. Frecuentemente, el fotógrafo cruza barreras de intimidad a las que las personas, normalmente, no dan acceso a extraños. Por ello, el fotógrafo debe desarrollar el criterio, la habilidad, el tacto y sensibilidad para saber como manejar su oficio, suscitando la menor incomodidad posible y guardando la discreción debida a la confianza depositada en él, como profesional responsable.

Por un lado, un fotógrafo con trayectoria posee gran influencia sobre los clientes en cuanto a los criterios estéticos en el desarrollo de una sesión; y en efecto, sus sugerencias y recomendaciones son tomadas muy en cuenta por las personas a la hora de posar para él. Por otro lado, los fotógrafos deben evitar exponerse a situaciones que produzcan malos entendidos y confusiones en estas sesiones, principalmente para evitar que por una razón u otra las conductas del fotógrafo produzcan incomodidad o malestar de cualquier tipo. En este aspecto no solo hay que ser correctos sino parecerlo. Hay que prevenir las situaciones que pudiesen ser mal interpretadas.

Debido a la proliferación de la fotografía como una actividad popular, y a muchos aficionados queriendo hacer fotos de modelos, es posible encontrar gran cantidad de personas improvisando sesiones como profesionales. En estas condiciones es mas probable encontrar algunas veces que estas incomodidades sean mas que eso e incluso podrían calificarse de abuso o acoso sexual. Miradas, comentarios, contacto físico o actos inapropiados podrían enmascarar a una persona con otras intenciones. Aunque no es imposible, es poco probable que este problema aparezca en sesiones con un fotógrafo conocido y con años de experiencia.

Con esto en vista y con la intención de que tengamos algunos elementos que nos sirvan de criterio para establecer conductas apropiadas, aquí enumero una serie de detalles, que a mi criterio deben observarse, para la buena marcha de sesiones y fotografía a personas:

  1. El cliente debe tener clara la idea de su sesión fotográfica y debe conversarla y pactarla con el fotógrafo de antemano, quien deberá hacer lo que el cliente solicita de la mejor manera. Para ello, el fotógrafo siempre podrá recomendar actitudes, estilos, vestuarios, maquillajes o poses pero invariablemente, con la intención de cumplir la sesión y fotografías requeridas y no por imponerle al cliente algo que no desea.

  1. El fotógrafo debe evaluar a su criterio la seguridad, integridad física y moral de ambos (Modelo y Fotógrafo) en el lugar de la sesión y debe comunicar al cliente cualquier detalle que crea pudiese afectarla.

  1. Cuando la locación es de acceso restringido o peligroso, es obligatorio el acceso legítimo y no puede una parte presionar a la otra a realizar sesiones en lugares peligrosos o vedados al uso público, sin las precauciones y permisos correspondientes.

  1. El cliente siempre deberá ser o estar representado por una persona mayor de edad, en pleno uso de sus facultades legales y mentales. La sesión debe llevarse a cabo, en el caso de menores o incapacitados, con la presencia de quien ejerza la patria potestad del mismo o quien él, por escrito, designe en su reemplazo.

  1. No deben realizarse desnudos o semidesnudos o fotos sugestivas a menores de edad. El fotógrafo no lo puede sugerir y debe negarse a realizarlas si lo solicita la o el modelo, aunque cuente con la autorización, o fuera a solicitud de los padres o quien ejerza la patria potestad. El fotógrafo debe suspender de inmediato la sesión si el cliente desatiende esta advertencia.

  1. Los estudios fotográficos deberían poseer cámaras de seguridad que graben las sesiones fotográficas en todas las áreas (excepto los baños o vestidores) para poseer respaldo de lo que ocurre en estos. El fotógrafo debe procurar que él y su personal en todo momento aparezcan en la cámara de vigilancia durante la sesión.

  1. Es recomendable estar siempre acompañados a la hora de sesiones profesionales o con desconocidos. Los fotógrafos, deben preferiblemente acompañarse de asistentes y evitar estar a solas con sus clientes en zonas o áreas remotas o en el estudio. Con menores de edad esto es obligatorio.

  1. Durante las sesiones los fotógrafos están obligados a tener un comportamiento para hacer agradable la sesión y evitar a toda costa realizar actos que incomoden, física o moralmente a sus modelos. Aunque es muy subjetiva la apreciación de estas actitudes, hay ciertas conductas inaceptables:

  1. Lenguaje atrevido, sugestivo o soez.

  2. Aproximación física innecesaria a la modelo.

  3. Contacto físico inapropiado (que incomode a la modelo es suficiente para ser inapropiado)

  4. Actos lascivos, lujuriosos o libidinosos.

  5. Acoso sexual.

  6. Engaño.

  7. Requerir poses o fotografías en contra la voluntad de la modelo.

  8. Ejercer cualquier intimidación moral o física.

Los fotógrafos aficionados o profesionales, pueden solicitar hacer fotografías a personas o modelos conocidas o desconocidas, sin que esto sea un problema. Esto se hace muy comúnmente con el objeto de aumentar el portafolio del fotógrafo a conveniencia de la persona o modelo. Durante estas sesiones el fotógrafo puede querer hacer cosas que normalmente no hace él en sus sesiones con clientes; para experimentar; desarrollar nuevas habilidades o experiencia; o capturar algún concepto específico que desea lograr. Estas sesiones normalmente son un intercambio, o sea, nadie paga a nadie, pero, las fotografías pueden ser usadas por ambas partes, con las limitaciones de reproducción que se acuerden.

  1. Los fotógrafos al solicitar ellos hacer fotos a una persona, deben explicarles claramente y sin resguardos el propósito, remuneración (si la hay), derechos de reproducción, estilo, tipo, desnudez si la hay o no y la eventual divulgación de las imágenes a realizar antes de hacer la sesión. Durante la sesión, el fotógrafo siempre puede proponer, pero no debe presionar a la modelo a realizar cualquier cosa que no desee hacer, mucho menos si no fue conversado anteriormente.

Es muy común que los fotógrafos hagan “Photowalks” (foto de calle) y caminen en entornos públicos; realizando tomas de escenas urbanas, personas y paisajes, haciendo muchas veces fotografías a desconocidos como protagonistas o como parte del “mobiliario” de la escena.

  1. En la calle o sitios públicos, los fotógrafos no deben invadir lo que se denomina el espacio personal, acercándose demasiado sin solicitar permiso para hacer sus fotos.

  1. Pida permiso para apuntar su cámara a desconocidos. Si una persona va ser protagonista y no le puede avisar antes que le hará una fotografía, enséñesela luego de hacerla, trate de enviársela, pídale su contacto. La mayoría de las personas reaccionará muy bien sin problemas.

  1. Hay que tener mucho cuidado a la hora de apuntar la cámara a un menor de edad, principalmente niños. Evite hacerlo de manera oculta, podría dar la impresión de ser algún tipo de depredador. Los padres seguramente reaccionarán de muy mala manera si lo ven. Si va a tomar fotos de niños desconocidos hágalo de frente de manera que los padres lo vean y comparta con ellos las imágenes y su contacto.

  1. Todas las personas que aparecen en una foto en sitios públicos poseen derechos sobre su propia imagen, por lo tanto cualquiera de estas puede solicitar al fotógrafo no publicar una foto en la que aparece o demandar compensaciones, pero no puede exigir al fotógrafo que no haga fotos en el sitio público, ni este tiene que solicitar permiso para hacerlas si no invade su privacidad. Se requiere de muy buen criterio, pues es bien delgada la línea que separa la libertad de hacer fotos en la calle e irrumpir en la intimidad de las personas.

Algunas veces la sesión fotográfica es circunscrita al fotógrafo con su modelo. Cada quien, como adulto, debe utilizar su experiencia personal para conocer con quien y que puede hacerse en sesiones a solas. He tenido muchísimas sesiones así de todo tipo, modas, boudoir o desnudos y siempre hemos tenido una sesión agradable y productiva con muy buenas fotografías como resultado, el único propósito de una sesión de fotos.

No obstante, hay que reconocer cuando las cosas no están bien. Hay que advertir al fotógrafo de manera categórica, cualquier actuación de este que provoque cualquier mal entendido, malestar o incomodidad para suspender a tiempo, cualquiera de las actuaciones que las provocan antes que se conviertan en un problema mayor y suspender la sesión en caso que se altere la seguridad en cualquiera de las formas descritas.

En caso de que sienta que el fotógrafo ha violentado algún derecho suyo, se debe inmediatamente acudir a las autoridades competentes y hacer la denuncia correspondiente y aportar las pruebas si las hubiere. Tengamos claro que el abuso será una agresión a la integridad física o moral con por lo menos una de estas tres conductas, engaño, extorsión o fuerza.

Los fotógrafos éticamente correctos evitan exponerse a acusaciones de este tipo, en la medida que brinden un servicio éticamente correcto; y observen las precauciones para evitar malos entendidos o ser objeto de extorsión o ataques a su reputación. Insto a no ser cautos en cuanto las actitudes correctas para una practica segura de la fotografía. Estos criterios son muy subjetivos y la falta de homologación podría provocar diferencias conflictivas.


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